Cuando veo todo lo que se arma alrededor de Maradona y sus comentarios después de Uruguay, me vienen las palabras del insigne Dr. Vaporeso, dichas en los Llanos de Luzuriaga, en 1912: Argentinos: ante las circunstancias difíciles, sepamos tener de Zeus, la destreza; de Aquiles, la fuerza; y de Pern, los huevos. Creo que es absolutamente comprensible la actitud de Maradona, porque Diego es una persona a la que no se le puede pedir otra cosa más que adelantar el corazón a la cabeza, lo que siempre hizo. Ese pechito argentino que lo caracteriza es el que lo lleva a esos excesos verbales. Y es esa característica física su gran virtud: si uno lo ve a Maradona, lo primero que aparece de él es el pecho, un ser extraordinario que lo único que hace es sentir fuerte, porque es un futbolista. Y es el mismo corazón sufrido del Diego que se defiende, quizás torpemente, contra los embates de los que lo quieren voltear, sean de la facción que sean, ahora que lamentablemente este país se ha dividido en facciones y uno, simple ciudadano al fin y al cabo, queda en medio de esas guerras absurdas, que no entendemos.En medio de todo eso, Verón tiene un comentario justo, tiene una mirada piadosa e inteligente, porque pudo haber ocurrido un exceso de su director técnico, en su ímpetu y su corazón desaforados. Pero ojo, es el mismo ímpetu que se le festejaba cuando hacía goles a lo loco y al que le debemos más de una alegría... ¿Qué hacer entonces con toda esa energía? ¿ahora esa misma energía se la tiramos a los mismos que lo quieren hacer saltar? ¿por qué y para qué?Si él dice que hay que comérsela, ¿no es mucho más inteligente dejarlo solo y que se acabe finalmente produciendo una enseñanza mucho más grande y quizás más budista, en vez de decir fui atacado personalmente y pasarle el chisme de lo que dijo Verón? Tenemos que terminar con ese chupaculismo absoluto, de los comentadores de fútbol y toda esa tribu que rodea a ese deporte, generadores de opinión, que con tanta levedad emiten juicios sin medirse en lo que dicen, despreciando el corazón y la pasión de los involucrados.Me pregunto por qué no aprenden a callarse la boca, dejan actuar a la gente que sabe y después ver los resultados. Todos esos comentaristas y opinólogos, agoreros terribles, que hasta la mitad del primer tiempo se la pasaban hablando de lo bien que estaba Uruguay y del ejemplo que le daba a nuestra Selección. Yo lo banco al Diego, me entusiasma más su espíritu, su corazón y su amor por la Selección de mi país, que toda esa otra actitud depresivo/ heroica/melancólica de un Riquelme que se baja del carro. Y detrás de toda esa gente que lo acompaña en esa deserción, deseando que le vaya mal al Diego, sólo para demostrar la razonabilidad de ese paso al costado, una cosa del tipo: ¿Vieron? yo se los dije. Estoy orgulloso de ser argentino, de mis jugadores de fútbol y de mi Selección. Si no aprendemos a querer lo nuestro, después aparece cualquier Pepe Grillo de un país vecino, y empieza a hablar de lo pelotudos que somos los argentinos. Me enojan estas cosas, amigo subtenauta, me enojan los nihilistas y destructores de todas las cosas, en especial de las cosas bellas y sensibles. Como el Diego.
Un abrazón de Casero.
PD: Perdon por la tardanza!
Saludos y buen fin de semana!
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