Resulta que hubo durante muchos años después de la Segunda Guerra Mundial un pensamiento transmitido de alguna manera que decía que lo malo no iba a volver a pasar nunca más. Y que todo apuntaba absolutamente a mantener el american-way-of-life. Ergo: el mensaje debía ser esperanzador y de consumo porque ya no iba a suceder más lo que sucedió cuando se llevaron a la guerra una gran cantidad de jóvenes, y muchas familias se deshicieron. En su mensaje esperanzador debían darle a la gente de alguna manera heladeras y televisores. Igualmente el mensaje esperanzador duró lo que un pedo en una canasta. Ahí nomás vino Corea; ahí nomás vino Vietnam; y en los 70 los jóvenes mutaron al hippismo. Y en Inglaterra, como ellos habían sido bombardeados, mutaron al punk, podridos de los Beatles que eran emergentes obreros, o los Rolling Stones que de la única peligrosidad de la que hablaban era del sexo.
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